Hugo Stotz y la electrificación de Alemania
Hugo Stotz y la electrificación de Alemania
Hugo Stotz y la electrificación de Alemania
Hugo Stotz nació el 14 de julio de 1869 en Stuttgart. Adquirió conocimientos y sus primeras experiencias en ingeniería durante unas prácticas en Maschinenfabrik Esslingen. Fue entonces cuando tuvo su primer contacto con la iluminación eléctrica, quedando fascinado por esta solución.
Tras la muerte de su padre en 1890, el joven ingeniero se trasladó con su madre a Mannheim, donde abrió su propia empresa junto a un socio, con el objetivo de difundir las soluciones de Maschinenfabrik Esslingen. Stotz ofrecía, entre otras cosas, la modernización de lámparas de gas y su adaptación para el uso de electricidad, además de construir pequeños bloques de energía que podían abastecer casas privadas. En ese momento, la ciudad no disponía de su propia planta eléctrica ni estaba conectada a ninguna red, por lo que estas soluciones eran muy utilizadas por los habitantes más adinerados. Para alimentar estas instalaciones, Stotz utilizaba locomotoras de vapor.
Desarrollo del negocio, electrificación y nuevas ideas
El plan de negocios de Stotz resultó ser muy efectivo, y la empresa creció rápidamente, abriendo sucursales en otras ciudades, empleando a cientos de personas y ampliando su oferta. Con el tiempo, Stotz quiso centrarse en trabajos de diseño, por lo que vendió parte de la empresa a BBC – Brown Boveri Company (hoy conocida comúnmente como ABB), mientras desarrollaba una fábrica de dispositivos eléctricos.
La Primera Guerra Mundial y la crisis subsiguiente no fueron fáciles para el inventor alemán. En busca de una solución a los problemas financieros, Stotz decidió vender la fábrica, que, al igual que anteriormente, fue absorbida por el creciente consorcio BBC. Lo importante es que el inventor se quedó como director y siguió teniendo una influencia significativa en el desarrollo de la empresa.
Un viejo dicho dice que no hay mal que por bien no venga. En los años siguientes, Stotz creó su mayor obra: el interruptor automático reiniciable. Fue un invento adecuado para la época, ya que la creciente electrificación y el número de dispositivos eléctricos en los hogares requerían nuevas y efectivas protecciones. Los cortocircuitos y las sobrecargas representaban un peligro creciente, y los fusibles utilizados comúnmente eran una solución efectiva, pero desechable. Una vez fundido el alambre, era necesario reemplazar el componente, lo que no siempre era posible de inmediato, y los métodos caseros para restaurar la integridad del circuito eran un grave peligro para la seguridad. Así, Hugo Stotz, primero con su visión empresarial, contribuyó a la electrificación del país, y luego, gracias a su ingenio, desarrolló un dispositivo que redujo los riesgos asociados con la electricidad.
Escape del pasado
Hugo Stotz es un caso raro en nuestra serie sobre inventores: un hombre que no solo contribuyó al desarrollo de la tecnología, sino que también – gracias a sus actividades comerciales – a toda la industria electrotécnica. No se puede pasar por alto el tema de protecciones de instalación, relés, contactores y muchos otros elementos utilizados en las instalaciones de redes eléctricas y sistemas industriales. ABB es una marca que se cuenta entre los proveedores de renombre. Hoy en día, los productos de la empresa son ampliamente utilizados por especialistas en automatización y electricidad, y algunos interruptores ABB aún se fabrican en la planta que lleva el nombre de Hugo Stotz.
Por otro lado, también es importante destacar que la generalización del uso de disyuntores de sobrecarga y dispositivos de protección similares (como los disyuntores diferenciales) es una característica distintiva de las instalaciones de redes modernas, en las cuales la preocupación por la protección de los usuarios se ha convertido en el aspecto más importante en el diseño de edificios, aparatos y parques de maquinaria. El área de la electrotecnia en la que se centró Stotz (y sus innovaciones) aceleró nuestra huida de los tiempos brutales de la revolución industrial. Es gracias a inventores como él que las condiciones laborales del siglo XIX hoy parecen una leyenda arcaica.

